Impulso de la agricultura orgánica en la Serranía de Minas
La Serranía de Minas, una de las áreas protegidas más importantes del Huila, se fortalece gracias a la labor de mujeres campesinas que decidieron cambiar la forma de cultivar. En municipios como Tarqui, El Pital y La Argentina, ellas participan en las Escuelas de Campo de la CAM, donde aprenden a producir alimentos sin químicos y a proteger las fuentes hídricas y la biodiversidad mediante acuerdos de conservación.
Historias como la de Yina Constanza Chávarro, en la vereda Quebraditas, muestran el impacto de esta iniciativa. Junto a su familia, instaló una huerta con cilantro, arvejas, habichuelas y lechugas cultivadas con biofertilizantes caseros. En la misma zona, Olga Lucía Quintero aplica bokashi y microorganismos líquidos en sus cultivos de pitahaya y uva, convencida de que así cuida el suelo y la vida de las abejas.
Estos conocimientos hacen parte de un proceso de transición hacia la agricultura sostenible. Como lo explica Edward Fernando Rojas, profesional de la CAM, los suelos degradados por químicos requieren tiempo para recuperarse, pero los beneficios son claros: más salud, menos dependencia de insumos externos y mayor resiliencia de los ecosistemas locales.
Además, los acuerdos de conservación firmados por las familias garantizan que los proyectos tengan un impacto directo en la protección de los recursos naturales. Según Claudia Janeth Mosquera, profesional del DRMI Serranía de Minas, este modelo demuestra que la organización comunitaria y el compromiso familiar son claves para consolidar corredores de conectividad de la biodiversidad.
Así, la combinación de educación ambiental, producción orgánica y acuerdos comunitarios está transformando el paisaje de la Serranía de Minas. Cada huerta y cada biofertilizante preparado son una apuesta por un futuro donde la agricultura convive en armonía con la naturaleza.
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